lunes, 31 de agosto de 2015

DEPRESIÓN POST-VACACIONAL

  Es oficial, se me ha acabado el rollo, ¡buaaaaaaa! ¡Con lo bien que estaba yo tocándome las narices! Porque este año sí, al menos la segunda parte, me he dedicado a descansar; 10 días sin tecnología, ni máquina de coser, ni nada... bueno un libro, algún hilo y unos ganchillos sí. Lo dicho, relajación casi total... 
  Así que esta mañana ha sido duro volver a la realidad. De hecho, cuando ha sonado el despertador, no sabía ni qué era eso, ni dónde estaba. Más o menos ubicada, me levanto, voy a la cocina, cojo una taza, la leche y empiezo a echarla... y cuando casi estaba llena, me doy cuenta de que es demasiado para el café; hala, vuelta al brik con derrame incluido... Enciendo la cafetera, me voy a no sé donde, y a la vuelta como ya está lista le doy al botón. Sigo pululando por la cocina cuando miro la cafetera y me digo 'Uy, qué café más blanco... '¡Tonta, si no has puesto la cápsula!' Tiro el mejunje leche/agua sucia por la fregadera, y vuelta a empezar... ¿Quién fue el simpático que inventó el rollo este de madrugar?????
  Pues eso, la segunda parte de las vacaciones las pasé relajada en Las Landas, pero, ¿dónde estuve los primeros días?????


   ¡Síiiiii, estuve en uno de los países del Tito Walt!
  Como ya comenté en algún post, andaba bastante liada con cosas que estaba haciendo para las vacaciones, o sea lo que iba a llevar a Disneyland Paris; ¡ja, os vais a hartar de costura! He estado realmente tan desconectada, que ahora tengo una pila de fotos para editar, y poco tiempo para hacerlo... porque encabezando la lista de tareas está, la tarta para el cumple de la princesa que es el miércoles; lo de hacer la compra debe andar por el último lugar, ¡y eso que tengo el frigo vacío!
  Así que en vez de ponerme al día (bueno, la verdad es que estoy horneando el bizcocho mientras escribo), voy a comentar algunas cosillas del parque:
  Era la tercera vez que iba a Eurodisney, y la sensación esta última vez ha sido un poco descafeinada, igual porque los primeros días hizo frío, a lo mejor porque había unos cuantos andamios... El primero en la entrada, lo que es la parte derecha del hotel estaba cerrada por obras. Ya dentro, nos encontramos con que la atracción It's a Small World, lugar ideal para descansar las piernas después de tanta caminata (aunque la cancioncita se las trae) está cerrada (tuvimos una vista ideal del desmontaje del lugar desde el tren). Caminando y caminando, llegamos a Adventureland, y oh sorpresa, el barco pirata y la calavera también están vallados. Y digo yo, ¿obras en agosto? Con la gente que había... 
  Por lo demás, colas, colas y más colas: para las atracciones, para comer (bueno, estas nosotras nos las saltamos porque teníamos pensión completa, y con los ticket entrábamos por otro sitio y teníamos preferencia; ¡un hurra por mi prima!), para entrar al baño... Oh, por cierto, esto tengo que comentarlo: ¡qué peste! Que tienes que esperar en las atracciones lo sabes, que el baño va a apestar, ¡no! Y no soy una tía escrupulosa. El caso es que no parecían tan tan sucios, quizá un poco envejecidos... ¿están ahorrando en ambientador? O igual es que fui a dar con los peores de todo el parque, no sé. Pero encontré uno ideal: nada más pasar el torno de la entrada, caminando por la derecha, más o menos donde está el alquiler de sillas, hay ahí un baño todo nuevecito, limpio y bien perfumado; vistos los otros, casi hasta merece la pena pegarte la caminata si estás en la otra punta del parque.
  Hablemos ahora de los personajes: ¿dónde estaban? Si veías alguno tenías que hacer cola para sacarte una foto. Y Mickey, me parece que estaba secuestrado en su atracción, Meet Mickey Mouse, donde la espera rondaba los 60-90 minutos, y desde primera hora de la mañana, ¡toma ya! A veces el cartel marcaba 10 minutos y te emocionabas, pero entonces el chico/portero te decía que no, que es que a veces se atascaba, le daba un par de leches ¡et voilà!, 90 minutos otra vez; menuda guasa que tenían los jodios... Por cierto, que si queréis montaros en el tren que da la vuelta a todo el parque, cogerlo en la estación que está aquí detrás, accediendo desde las escaleras de la derecha; no sé si es porque está medio escondida o qué, pero no hay nada de cola.
   Volviendo a los muñecos, el último día estábamos llenando la cantimplora en una de las fuentes, cuando una puerta se abrió y Pinocho y Geppetto aparecieron, ¡y haciendo la comba!; cómo se lo pasaron los enanos que andaban por allí, y los demás viéndolos, porque sinceramente, ese es el recuerdo que tenía yo de Disneyland Paris.
  Ah, que también apareció Goofy al poco rato y nos sacamos fotos sin hacer cola, ¡qué locura!
  Es el turno de las princesas: están claramente en peligro de extinción. Si querías verlas, tenías que ir a primerísima hora a hacer cola (que se chuparon mis primas mientras la Princesa y yo estábamos en el hotel, jeje) y te daban un ticket con la hora en la que tenías que ir al Pabellón de las Princesas. Allí pasas... y vuelves a hacer cola antes de ver a la princesa, una, la que te toque; nos encontramos un paisano que había hecho la dichosa cola los seis días que llevaba en el parque para que su hija las viese a todas, ¡eso es amor de padre... y un poco locura también!
  Y luego ya las volvías a ver en la cabalgata, donde por fin pude ver a mi tocaya, montada tan feliz en un columpio; con las ganas que tenía yo de hacer el ganso... ¡en fin!
  Pero no todo va a ser malo: es para destacar lo simpáticos que son los trabajadores del parque (bueno, alguna petarda encontramos), y algo que me sorprendió muchísimo es que la mayoría hablaba español. Yo que iba preparada para hablar francés como una loca... Qué hice la tarde que pasamos de compras, porque cuando me acercaba a algún mostrador se me quedaban mirando como pensando '¿En qué idioma le hablo a esta?' Empezaban en francés y yo les seguía (símbolo de la victoria; ¡gracias aitas por las clases!) Es lo que tiene tener pinta de guiri. En serio, porque esperando para pagar en una tienda, viendo que se formaba cola vino un chico para descongestionar un poco aquello y cuando me saludó con un 'Hola' y le respondí con otro 'Hola', casi se cae del susto; resulta que me había saludado sin más, no esperaba que le fuese a contestar en castellano. Vaya risas que nos echamos.
  Y si hablamos de atracciones, la que más me gustó fue la de Ratatouille, situada en el Parque Studios, empezando por el exterior, y siguiendo por el interior; obligatorio casi coger el Fast Pass, porque si no la espera es interminable. Existe si no la opción de la cola Single, o sea te montan en el carro donde haya hueco. En mi caso, el último día me tocó con una familia italiana que no me entendían ni papa, y yo pensando 'Si yo les medio entiendo hablándome en italiano, ¿por qué ellos no me entienden hablando en castellano?'. Al final combinando los idiomas que sé, menos euskera que fijo que no pillaban una, y por mímica, conseguí que entendieran que tenían que hacer lo mismo que yo con las dichosas gafas... ahora, ¡qué risas me eché con ellos!
  Y para acabar, el espectáculo de Stitch. No recordaba la gracia que me hacía el bicho azul este, y lo que vacila en el montaje interactivo ubicado también en el Studios. Si hablas francés o inglés no te lo pierdas, ni sientes la velocidad, ni sueltas adrenalina, pero ¡te partes de risa fijo!
  Y así, lo que pretendía ser una entrada rapidita, se ha convertido en un rollo de los buenos; estoy un poco espesa, ¡qué le vamos a hacer!
  Voy a ver si hago algo productivo... ¡nos vemos! 
                                                                                                                                                          M..


lunes, 10 de agosto de 2015

SWEET LAB: PIGS IN MUD


   O lo que es lo mismo, una tarta con cerdos revolcándose en barro... ¡de chocolate! Aunque hay que decir que están bastante limpitos, y muy relajados, por cierto...
  Un día estaba enredando por Pinterest cuando vi esta tarta. Me pareció muy divertida, además de una alternativa a las tartas de fondant que siempre hago. Meses después, hablando con una amiga que quería una tarta para su sobri, me acordé de ella. Y aunque estábamos decididas, al final no llegamos a hacerla: había que prepararla como dos días antes, y transportarla después durante bastante tiempo en coche. ¿Cual es el problema? me diréis... pues que como veréis más adelante, el relleno era una crema de trufa, o sea, la refrigeración es imprescindible.
  Me quedé un poco con las ganas... pero entonces me di cuenta de que el cumple de mi prima estaba cerca... Así que ¡ADJUDICADA!
   He aquí la lista de ingredientes, teniendo en cuenta que usé un molde de 20 cm de diámetro:

Bizcocho de chocolate preparado el día anterior
Crema de trufa (500 ml de nata para montar [35% M.G.],
30 gr de cacao, 75 gr de azúcar glas)
9 Kit-Kat
1 sobre de cobertura de chocolate
Fondant rosa y negro para los cerditos
Fondant blanco, amarillo, azul y verde para las flores,
y bolitas de azúcar


  Como he comentado antes, el relleno para esta tarta es una crema de trufa; ya veréis que es súper fácil de hacer, y a diferencia de la nata montada, no se me ha cortado nunca (seguro que la próxima vez la lío, ¡por bocazas!).
  Pues eso, echamos en la batidora la nata montada, que tiene que estar muy muy fría, el cacao y el azúcar glas, todo a la vez, y la ponemos en marcha. Al igual que con la nata montada, el ruido será el que nos indique cuando está lista; y si os pasáis, ¡tendréis mantequilla!
  Bueno, pues ahora que la tenemos preparada, empieza el montaje; que no lo he dicho, pero hay que igualar primero los bizcochos... Echamos una buena cantidad de crema en uno de ellos y la repartimos. Justo después colocamos el otro bizcocho encima, y a envolverlos con la crema. Cuando esté todo cubierto y más o menos liso, metemos la tarta al frigo y la dejamos allí un rato (que podéis aprovechar para comeros los restos de crema...)


  Partimos los Kit-Kat de dos en dos, y los vamos colocando alrededor; no os preocupéis de posibles caídas, la crema hace de cola. Calentamos la bolsita de cobertura (usé una del Lidl que alguien me dio y que dicho sea de paso, estaba buenísima) y la echamos después en la parte de arriba; que quedan salpicaduras, marcas... ¡mejor! Esto es una pocilga, no una ¡Sacher
  Dejamos que se seque, y otra vez al frigo; como os digo, es importante mantener la crema refrigerada.


  Toca ahora recordar lo aprendido cuando jugábamos con la plastilina, para aplicarlo al fondant. Venga, que es muy fácil: se hacen bolitas de diferentes tamaños según sea cabeza, cuerpo, pezuña... y se le da la forma deseada. Se coge luego un palillo y se marca los ojos, nariz... ¡y el culo, que si no a ver quien descubre qué es eso! Los coloqué después en eso que parece una piscina espacial, dispuesta a dejarlos secar toda la noche... peeeero, el que está así como recostado pedía a gritos unas gafas de sol; cogí un trocito de fondant negro y listo (esto que... parece una tontería, pero me llevaron su tiempo las jodías...) Hice las flores (que no es que sean gran cosa, pero su función era simplemente dar un poco de color a la tarta) combinando diferentes cortadores, algún polvito mágico y las bolitas de azúcar, y labor del día terminada.


  Al día siguiente, poco antes de ir a comer, coloqué por fin a los animalillos estresados estos, mojando un poco con agua el lugar donde iría colocado cada uno. Me di cuenta entonces como que eran un poco grandes, pero bueno, tampoco es que fuesen a quejarse... además que quedan súper monos; no sé cual me gusta más.
  Y no nos olvidemos de las flores, que fui colocando según me parecía.


  ¡Y por fin, la tarta terminada! ¿No os parece que quedó genial?
  Como de costumbre, no hay foto del interior, qué se le va a hacer, pero os digo yo que tenía una pinta... y que estaba para chuparse los dedos.
  Una de las cosas que me daban 'miedo' de esta tarta además de que la crema se estropease, era que los Kit-Kat se pasasen a causa del frío, pero nada de eso, estaban riquísimos. De hecho, creo que consiguieron proteger el interior muy bien, lo que me hace pensar que tapándola bien, puede perfectamente ser una tarta viajera. Habrá que probar...

  ¡Nos vemos!
                     M..

martes, 4 de agosto de 2015

CROCHETMANIA: ZAPATILLAS ANNA


  ¿A que echabais de menos las princesas? Ya veréis cuando os enseñe la que estoy liando para las vacaciones... La verdad es que ando enredadísima cosiendo, todo el día metida en la habitación/taller, pero sé que va a merecer la pena. 
  Bueno, vale, de vez en cuando salgo de mi guarida y me siento en el sillón. Podría quedarme allí tranquilita, pero no sé, ¿dedicarme solo a ver la tele? ¡Qué locura! Además que me hago bolita y me quedo dormida (el sábado hasta las 6 de la mañana nada menos)
  Pues eso, que es entonces cuando cojo el cuaderno y el portaminas, o el hilo y el ganchillo, y dibujo las viñetas o crocheteo cosas como estas: unas zapatillas inspiradas en Anna la de Frozen.
  En realidad no son estas las primeras que hice, fueron unas inspiradas en la reina Elsa, pero una Princesa pasó por mi casa y se las llevó. A ver, que eran para ella, de hecho me vino muy bien que ese fin de semana se quedara a dormir en mi casa para ir probándoselas según iba tejiendo, pero la muy bruja preguntaba una y otra vez: pero son mías, ¿no? Y aunque en principio estaba pensado que las dejase en mi casa para cuando viene, no pude decirle que no cuando me puso ojitos como los del Gato con Botas de Shrek (sí esos).
  Y entonces pensé: puedo hacerle otras... o hago unas para regalárselas a mi otra primita, la Pirata.


  Los materiales ya los veis: hilo azul, rosa y verde, gancho de 3.0 mm, aguja, goma eva (para la suela) y una plantilla. Para hacerla, nada tan fácil como plantar el pie sobre un folio y dibujar el contorno; se arregla un poco la forma, et voilà! Y lo mejor de todo, ¡el método sirve para todos los pies del mundo!


  Lo primero, dibujamos el contorno de la plantilla en la goma eva y lo recortamos. Recordad que tenemos un pie derecho y otro izquierdo, así que si no habéis girado la plantilla al dibujarla, dar la vuelta a la pieza ya cortada (haced una marca con el lápiz y no os haréis un lío luego). Las guardamos hasta que las necesitemos.


Y ahora empezamos a tejer siguiendo el patrón:

        Abreviaturas:
               pb = punto bajo
               aum = aumento
               cad = cadeneta
               pe = punto enano
               dis= disminución

        V1= 6 pb en anillo mágico [6]
        V2= 1 aum en cada punto [12]
        V3= 1 pb, 1 aum; repetir alrededor [18]
        V4= 2 pb, 1 aum; repetir alrededor [24]
        V5= 3 pb, 1 aum; repetir alrededor [30]
        V6= 4 pb, 1 aum; repetir alrededor [36]
        V7= 5 pb, 1 aum; repetir alrededor [42]
        V8-20= 1 pb en cada punto [42]


  A partir de aquí, trabajaremos en filas, aunque como vais a ver, mantengo la numeración porque me parece que es más fácil.
        F21-54= 1 pb en los siguientes 28 puntos, 1 cad y girar [28]


  Cerramos la parte trasera de la zapatilla: juntamos derecho con derecho, y entonces metemos el gancho en la primera anilla de un lado y en la primera del otro; y así hasta el final. Hacemos un nudo y dejamos una hebra larga que usaremos después.


  Y ahora toca la parte 'complicada', principalmente porque a ver si soy capaz de explicar cómo la hice... Introducimos el gancho en la costura trasera, y atamos el hilo con 1 cad. A partir de aquí tejemos haciendo puntos cada 2 filas, como marcan las flechas de la foto; del agujerito intermedio nos olvidamos.
        F1= 16pb, 1 dis, 13pb, 1 dis, 16 pb y cerramos cambiado de hilo [50]


  Para cambiar de color, al llegar al último punto hacemos la primera pasada con el hilo azul, pero la segunda, la de cierre, será ya con el rosa; y seguimos con el patrón:
        F2= 18pb, 1 dis, 11pb, 1 dis, 17pb [48]
        F3= 1 pb en cada punto y cerramos con 1pe [48]


  Veréis que nos ha quedado un pico muy feo en la zapatilla... pues tiene solución: sacamos el dichoso pico desde el interior, le damos varias puntada en la tercera fila empezando desde arriba (donde está el alfiler), y lo atamos después a la parte trasera de la zapatilla. ¡Ahora está redondita y mucho más mona!


  El bordado: reconozco que lo hice y lo deshice varias veces hasta que por fin di con las flores que me gustaban. Ya comenté que montar y desmontar es un rollo, pero merece la pena (¡anda, si he usado hilo rosa claro y blanco también!).


  Y por último, nos toca colocar la suela. Cuando hice el primer par de zapatillas no estaba segura de si se las iba a poner o no, pero entonces la Princesa se puso a bailar en la sala y se pegó un señor patinazo, entonces sí que sí había que ponerle algo. No sé si la goma eva es lo más adecuado, ni sé si aguantará, pero bueno, hay que probar, ¿no?


  Y este es el resultado, ¿os gusta?
  Y para que veáis que yo no miento nunca (básicamente porque luego hay que mantener la mentira y eso da mucha pereza), aquí os dejo la foto que me dio tiempo a sacar de las de la reina Elsa.


  ¡Nos vemos!
                                                                                                                     M..

lunes, 3 de agosto de 2015

BOLSA PARA EL PAN (OTRA VEZ)

  Que no es que os vaya a pegar la txapa de nuevo, no. La cosa es que revisando las entradas, resulta que me he dado cuenta de que el dibu de la bolsa para el pan como que no se ve nada, así que aquí lo tenéis otra vez, ahora ¡como protagonista único!


  No descarto enmarcarlo de verdad, y colocarlo en la oficina de mi padre... (emoticono maligno)

  ¡Nos vemos pronto!
                                                                           M..