martes, 30 de junio de 2015

CROCHETMANIA: MONEDERO FRESA


  ¿Hay algo más refrescante en verano que la fruta? Si eres de las mías, de las que sí, la fruta es preciosa y huele muy bien, pero luego te cuesta comerla, tengo la solución: una fresa en forma de monedero. Ahora cuando te digan que no comes frutas les darás la razón, pero luego meterás la mano en el bolso y sacando el monedero dirás, '¡pero mira, la llevo encima!'
  Y dicha la tontería, entramos en materia:


  Lo primero, los materiales: hilo rojo, verde (en mi caso menta) y beige, la boquilla y un gancho de 3.0 mm (que me estoy dando cuenta de que falta el forro... ¡Y aguja!) Como veis, incluyo una foto con la medida de la boquilla, y es que el patrón lo hice para esta en concreto. En caso de que tengas una mayor o menor no hay mucho problema, es cuestión de adaptar el número de puntos al tejer; pero esto ya os lo cuento más tarde.


  Ah, una aclaración antes de empezar: no soy ninguna experta en esto del crochet, todo lo he aprendido sobre la marcha, de lo que veía aquí o allá, así que los patrones los escribo un poco a mi bola; pero que si hay algo que no se entienda, lo aclaro sin ningún problema. Lo mismo pasa con los consejos que pueda dar, al final son cosas que he aplicado y que me han funcionado.
  Dicho esto, con el hilo rojo y el gancho preparados, empezamos a tejer:

                      Abreviaturas: 
                   pb = punto bajo
                   aum = aumento
                   pe = punto enano (o raso)
          
            Vuelta 1: 6 pb en anillo mágico [6]
            Vuelta 2: 1 pb en cada punto [6]
            Vuelta 3: 1 aum en cada punto [12]
            Vuelta 4: 1 pb en cada punto [12]
            Vuelta 5: 1 pb, 1 aum; repetir hasta finalizar de la vuelta [18]
            Vuelta 6: 1 pb en cada punto [18]
            Vuelta 7: 2 pb, 1 aum; repetir [24]
            Vuelta 8: 1 pb en cada punto [24]
            Vuelta 9: 3 pb, 1 aum; repetir [30]
            Vuelta 10: 1 pb en cada punto [30]
            Vuelta 11: 4 pb, 1 aum; repetir [36]
            Vuelta 12: 1 pb en cada punto [36]
            Vuelta 13: 5 pb, 1 aum; repetir [42]
            Vuelta 14: 1 pb en cada punto [42]
            Vuelta 15: 6 pb, 1 aum; repetir [48]
            Vuelta 16: 1 pb en cada punto [48]
            Vuelta 17: 7 pb, 1 aum; repetir [54]
            Vuelta 18: 1 pb en cada punto [54]
            Vuelta 19: 8 pb, 1 aum; repetir [60]
            Vuelta 20: 1 pb en cada punto [60]
            Vuelta 21: 9 pb, 1 aum; repetir [66]
            Vuelta 22-35: 1 pb en cada punto [66]
               Cerramos con 1 pe y dejamos una hebra bastante larga que utilizaremos después para coserlo a la boquilla.

  Para saber cual es el ancho que necesitamos, hay que ir comprobando de vez en cuando con la boquilla, como se ve en la foto. Si al llegar a la vuelta 21 veis que os queda un poco justo, podéis seguir tejiendo una vuelta de pb y hacer (10 pb y aum) x6 en la siguiente; quedarán 72 puntos en total. Sin embargo, si consideráis que 6 puntos son demasiados, se puede hacer solo con 3 por ejemplo: (21 pb, 1 aum) x3 [69]. Si lo que os ocurre es que es demasiado grande, os detenéis en la vuelta 19 o anterior. Como os digo, esto va un poco a ojo... Y que montar y desmontar fastidia, ¡pero se aprende que no veas!


  Con el cuerpo de la fresa terminado, es el turno ahora del bordado. Tendría unos diez años (ella dice que menos) cuando mi madre me enseñó a hacer punto de cruz; creo que lo hizo fundamentalmente para tenerme entretenida y evitar que me acercara a la máquina de coser... ¡Qué coñazo le daba!
  No seguí un patrón específico para hacer 'las hojas', lo iba haciendo según me parecía que iba quedando bien. Primero lo hice en un sentido, y la vuelta la hice en el otro.
  Finalizado el trabajo con el hilo verde, cogí el beige y empecé a hacer las 'pepitas'; se trata de hacer un par de puntadas en forma de 'V'.


  Y ahora toca el forro. No es algo imprescindible, pero me parece que da un acabado más bonito a la pieza.
  Sacar el patrón es fácil: se dibuja el contorno en un papel y se le añade 1 cm de costura (esto es manía mía, se puede dibujar directamente sobre la tela). Se sujeta después al tejido con alfileres y se corta. Lo siguiente, coser las telas derecho contra derecho con la máquina (o a mano, como gustéis). Sin darle la vuelta, lo sujetamos al cuerpo con alfileres y a coser otra vez.
  Como veis no hace falta mucha tela, con un retal que tengáis por ahí es suficiente.


  Y ahora toca la parte 'más complicada' del trabajo. En realidad, lo que es un poco lío es calcular cómo colocar el cuerpo para que nos quede bien distribuido a lo largo de la boquilla. Lo que yo hago es lo siguiente: doblo la pieza en dos, dejando la parte de la hebra a uno de los lados, más o menos donde está el comienzo de la boquilla. Vuelvo a marcar el centro, y con la ayuda de un hilo, lo sujeto a la parte central de la boquilla, a la altura del cierre; hago lo mismo en el otro lado. De esta forma, puedo empezar a coser tranquilamente, ya que sé que el centro no se va a mover de su sitio.
  Y con paciencia, unimos los dos componentes, primero con una puntada de ida y otra de vuelta; lo de la paciencia lo digo fundamentalmente porque a veces ocurre que los agujeritos de la boquilla no son todos del mismo tamaño, y entonces te encuentras que la aguja no pasa... ¡Pero no os tiréis de los pelos, que no hace falta! Se coge un destornillador pequeño y con un poco de maña se hace el agujero más grande, ¡y a seguir cosiendo!


  ¡Y el resultado es algo tan bonito como esto! Aquí arriba os lo enseño por delante y por detrás para que veáis que queda igual de bien.
  Y por último, un monedero necesita monedas. Pensando en las fotos, me acordé de unos marcos alemanes que todavía conservo del viaje de fin de curso (antes del euro tenía su gracia estar en el extranjero sin tener mucha idea del dinero que tenías en la mano...); me dije, 'le añado el conejito curioso,  y ¡perfecto! 


  Volviendo al monedero, ¿qué os parece? Es sencillo, ¿verdad?
  Pues hala, coged el ganchillo y los hilos, ¡y a ganchillear!

  Nos vemos...
                                                         M..

miércoles, 24 de junio de 2015

WITHOUT THIMBLE: TOP VOLANTES NIÑA


  ¡Buenas, he vuelto! Y hoy sí, con un post de costura, que después de todo es lo mío. Eso sí, lo primero que voy a hacer es explicar por qué el apartado de costura se llama Without Thimble:
  El caso es que nunca, nunca, nunca uso dedal; mi súper abuela me recuerda siempre que puede: 'Costurera sin dedal, cose poco y cose mal', pero yo, como quien oye llover... También mis profas de Alta Costura intentaron que me lo pusiera, pero nada, no hubo suerte, jeje! Y eso que a veces dependiendo del tejido, llego a destrozarme los dedos... Más ni por esas cedo: no lo soporto, me da calor y me agobia.
  Y dicho esto, nos metemos en materia.
  El año pasado (o el anterior, no sé...), mi prima tuvo un momento creativo: se metió en el mundo de la costura y hasta se compró una máquina de coser... y después de unos cuantos proyectos la locura se le pasó, y las telas terminaron en mi casa.
  

  Entre los diferentes retales, se encontraba esta tela de flores azules tan mona (y pija, para qué lo vamos a negar...). Tenía claro que iba a confeccionar algo para la Princesa, después de todo su madre pensaba hacerle un vestido con ella (o eso creo), pero qué, eso no lo tenía claro. Con la llegada del verano mi mente se iluminó: voy a hacerle un top fresquito.
  Para mitigar un poco el 'pijerío' decidí hacer algo muy mío: mezclar estampados. A ver, me gusta mezclarlos pero con sentido... o eso me parece a mí. ¿Os parece que un jersey marinero y un fular de flores pegan? Yo la verdad es que voy súper contenta...
  Bueno, ¡que me pierdo! Como decía, encontré entre mis telas un retalito con un estampado de flores que me pareció que le daría un contraste bonito.
  Con los materiales definidos, toca ponerse en marcha:
Paso 1, los patrones:
  Como quería un diseño sin mucha complicación, dibujé un patrón base y luego le hice un par de transformaciones. Rápido y sencillo, ¡bien!
Paso 2, el corte
  A la hora de cortar una pieza, es importante que se tenga en cuenta el hilo de la tela: todos los patrones se cortan en este sentido, salvo que quiera hacerse a contrahilo (90º) o al biés (45º). Vamos a ver, que se puede hacer también a tu bola, pero si luego la prenda queda mal, no será de casualidad...
  

  Lo que son el delantero, la espalda y los volantes los corté en el género de flores azul, los hombros, en la tela amarilla, y para hacer las vistas, elegí una tela blanca de algodón. Normalmente las vistas se realizan también con el tejido principal, pero en este caso, como las florecitas azules se veían también por el revés de la tela, me pareció que así quedaría más limpio.


 Paso 3, la confección:
Lo primero, remallar los costados y la espalda; es decir, las costuras que pueden verse. A continuación, coser los hombros de la vista; esto se puede hacer más tarde, pero yo prefiero tenerlo preparado ya...


  Cosemos ahora los hombros al delantero y a la espalda; se plancha abriendo las costuras y ya lo tenemos listo. Como veis, estas partes no están remalladas, ya que la vista las va a tapar cuando la prenda esté terminada.


  Es el turno de los volantes, los que darán realmente la gracia a esta prenda. Puede parecer complicado, pero hay una manera muy fácil de fruncirlos: se hace una puntada grande con la máquina, sin ningún remate, pero dejando una hebra larga. Sujetando la pieza con una de las manos, con la otra tiramos de una de las hebras y veremos que se va frunciendo; solo queda distribuir bien los frunces en el largo deseado, o sea, lo que mide la sisa (me estoy acordando de cuando en clase hacíamos los frunces con la máquina directamente sobre la tela... Cuantas cosas hago ahora que la profa no nos dejaba hacer, ¡como usar alfileres! Soy malvada...)
  Cosemos cada volante en su sisa correspondiente, y seguimos.


  Toca ahora hacer la parte que menos me gusta: poner las vistas... que luego quedan muy bien, ¡pero es un rollo!
  Cosemos primero las sisas, con cuidado de no enroscar la prenda cuando pasemos de la primera a la segunda, que si no toca descoser, y el escote a continuación (es un poco complicado, pero con paciencia se hace). Importantísimo vaciar las costuras; es decir, recortar la tela que no nos hace falta  de la costura. De no hacerlo, en las zonas de curva como las sisas o el escote por ejemplo, la prenda coge una forma rarísima y sienta mal.
  Cosemos ahora los costados, empezando por el género, y siguiendo por la vista, todo en una costura continua; ¡esto ya parece algo!
  Con la prenda del derecho, antes de pasarle la plancha, suelo dar un pespunte al canto en algunas zonas de la prenda, siempre por la parte de la vista, para asegurarme de que esta queda oculta.


  Remallamos el bajo de la vista. A continuación, cosemos la espalda: primero vista con género hasta unos 4 cm del bajo de la vista. Giramos la prenda y cosemos, vista con vista el trocito que queda, y  luego género con género (que esto explicado así igual es un poco lío... Mmm, es un buen tema para un tutorial...)
  Redoblamos el bajo, lo planchamos y lo cosemos como parte final de la confección pura y dura.


  Solo queda ya los acabados finales: fijar las vistas a las conturas para que no se levanten, cortar todos los hilos que cuelgan (yo no los corto hasta el final, así que imaginaros...), coser el botón y hacer el pasador.
  Un poco de plancha...


...¡y prenda acabada! Bonita, ¿eh?

  Y después de todo este rollo, una reflexión: qué complicado es esto de escribir el making of de una prenda... Qué igual es solo porque ha sido la primera vez que lo hago, pero agotada me he quedado...  Voy a tomarme un merecido descanso.
  ¡Nos vemos!
                                                                           M..


martes, 16 de junio de 2015

SWEET LAB: TARTA BÚHO


  Y para hoy, ¡otro post dulce!
  Esta tarta la hice hace algunas semanas para una cena de chicas. Cuando pusimos la fecha y hablamos de qué llevaría cada una, yo dije que me encargaba del postre, pero nada más, dejándome el camino libre para hacer lo que me diera la gana. Que iba a hacer una tarta con fondant lo tenía claro, después de todo, son las que hago últimamente; las otras ahora me parecen hasta sosas... ¿Pero qué iba a hacer? Si te pilla en un día donde la inspiración brilla por su ausencia, es casi para tirarse de los pelos.
  Pero aunque todavía no tuviese muy claro cuál iba a ser la decoración, sí sabía perfectamente cómo iba a ser su interior: un bizcocho Red Velvet. Nunca antes lo había hecho, me daba pereza sobre todo por la cantidad de ingredientes que tiene, pero me dije '¿por qué no?'
  La receta la saqué de uno de los libros que tengo por casa, y el resultado, pues eso: mis amigas dijeron que estaba súper buena, a mí la textura no me convenció del todo, por no decir que no quedó roja por falta de colorante... Así que como es algo que tengo que mejorar, el día que tenga la receta del millón de dólares ya hablaré de ella.
  

  Hice tres bizcochos, pero luego me pareció que iba a ser demasiada tarta, de modo que utilicé solo dos de ellos; con el tercero creo que hice una mini tarta que llevé luego a casa de mis padres, pero no me cuerdo... ¿Os he hablado ya de mi memoria de pez?
  En esta ocasión también usé el Vanilla Icing de Betty Crocker para el relleno y la cobertura; y repetiré seguro, sobre todo si hace calor, porque el pasado viernes haciendo otra tarta, la nata montada y yo no tuvimos un buen día... (¡esta no la pienso enseñar!)
  Volviendo al tema, es evidente que lo que es la envoltura como que no está muy bien hecha. Y es que aquí me di cuenta de que la consistencia del bizcocho no era la adecuada, ya que se me levantaba cuando pasaba la espátula por encima. Decidí no complicarme la vida, después de todo, iba a llevar mucho fondant encima.
  Terminada esta parte, al frigo un rato.


  Como comenté en el último post, Pinterest se ha convertido en mi sitio de referencia cuando busco información para algo. Ojeando las tartas vi varias interesantes, entre ellas una con forma de búho.  Aquella tenía la parte frontal de fondant, pero el resto estaba hecho con crema. A ver, era preciosa, pero como que no me veo con la crema y la espatulita dándole forma al bicho, mi paciencia tiene un límite. Peeeero, tenía claro que cubriéndola toda con lunares de fondant iba a quedar muy bien.
  Primer paso: cubrir el bizcocho con fondant blanco, el cual nos hará de soporte para los lunares. La parte baja no me quedó del todo bien, tiene algún que otro pliegue o agujerito... pero como iba a cubrirlo, no era un gran drama.


  Ahora toca cortar circulitos azules y verdes con la ayuda de dos cortadores de tamaño diferente; esto va un poco a ojo, lo que parezca que mejor queda.
  Con los lunares frontales y algunos de alrededor colocados, me pareció que la tarta iba a quedar un poco plana; para solucionarlo, le puse una 'txapela' que la elevó un poco, ¡y a seguir pegando lunares!


  Con la tarta completamente cubierta, es el turno de dar forma al búho. Fue hacer los ojos y olvidarme de la cámara (y eso que sabía ya que iba a publicarla en el blog... ¡en fin!) Pero bueno, lo que son las orejas, el pico y las patas, se trata más de habilidad que otra cosa; queda demostrado que lo aprendido en preescolar ¡también sirve!
  Las rosas son súper sencillas de hacer como veis (aquí había recuperado la cámara). Básicamente son seis círculos colocados uno encima de otro, se hace una linea central con la esteca y se enrosca. Con los dedos, presionas un poco en el centro, donde antes hemos hecho la linea, y se corta. Ahora solo queda dar un poco de forma a los pétalos de las dos rositas.
  Un poco de purpurina blanca y...


  ...¡Tarta terminada!
  No sé qué os parecerá, pero a mí me encantó... ¡Y a mi amigas ni te cuento!


  Y por una vez, y sin que sirva de precedente, el interior de la tarta; como veis, se aprecia claramente la pedazo capa de fondant que llevaba. Y aquí llega el debate: ¿qué hago con el Sr Fondant? Los hay quien se lo comen, como mi querido primo el Adolescente Pedorro; solo apto para los muy muy pero que muy golosos. Pero si como yo formas parte del resto de los mortales, creo que la solución es fácil: se aparta y te quedas con el bizcocho.

  Y vosotros, ¿lo comeis, o pasais de él?

                                              M..

jueves, 11 de junio de 2015

DIY: CÓMODA


  Cuando me mudé a esta casa, lo primero que eché en falta fue un lugar donde guardar todos los trastos del baño, y es que no había ni un simple armario. Así que me puse a mirar qué opciones tenía. Los muebles para baño como tal no me gustaban, además que de medidas no me encajaban; y siendo un piso de alquiler tampoco me iba a gastar una pasta... pero entonces vi la luz.

  Está fabricada en madera de pino maciza, sin ningún tipo de tratamiento, así que pintarla, barnizarla o lo que sea, resulta mucho más fácil. ¡Bien!
  Me organicé rápidamente:
Paso 1: comprarla. Viajecito en coche hasta el Ikea más cercano ¡y listo!
Paso 2: la idea. En este momento creo que no hay nada mejor que Pinterest cuando buscas inspiración para cualquier proyecto; la cantidad de propuestas que encuentras es increíble. Después de ojear un rato, teniendo más o menos claro lo que quería...
Paso 3: los materiales. En Donosti somos cuatro y un tambor (el día de San Sebastián somos solo tambores), así que a veces la búsqueda de cosas concretas se vuelve un poco complicada, pero en mí caso, al no tener una idea fija, tenía la posibilidad de ir cambiando sobre la marcha.    
 Tras visitar un par de sitios ya lo tenía todo:

1 bote de pintura satinada para mobiliario interior
1 bote de barniz satinado en spray
1 pack de brochas de diferentes tamaños (solo usé una...)
1 rotulador dorado
6 tiradores
Metro, cinta de carrocero (o enmascarar), guantes y plásticos para cubrir el suelo

  Y ahora, ¡a trabajar!

 

  Monté la cómoda, principalmente porque me parecía que sería más fácil así... y luego la desmonté: los cajones, los tiradores, las guías para los cajones, ¡todo fuera! Y justo después, colocar la cinta donde era necesario.


  Toca pintar. Hacía mucho tiempo que no pintaba, lo último fueron las paredes de mi antiguo apartamento (un coñazo), así que no sabía cómo se me iba a dar... y fue muy fácil. De hecho, fue una gozada. La pintura cubría tan bien que con una sola capa fue suficiente. Importantísimo: no coger demasiada pintura y extenderla bien.
  La pieza interior del fondo no hacía falta pintarla, no se ve, pero como se me olvidó poner la cinta, me quedó un poco chapuza. Pensé 'lo pinto todo, y ya está'... y bueno... ¡no olvidéis poner la cinta! 
  La dejé secar hasta la mañana siguiente, y luego le apliqué el barniz.

 

  Por la tarde ya, realicé la última parte del proyecto: con el metro, hice unas pequeñas marcas donde coloqué después la cinta, ¡y a pintar con el rotu! Tenía uno con base de alcohol y otro con base de aceite, creo que utilicé el último, pero no me acuerdo...


  Y por último, colocar los tiradores. 
          Et voilà, proyecto terminado.

  Como he comentado al principio, la cómoda era para el baño; reconozco que cuando la terminé casi me daba hasta pena ponerla allí. Actualmente, tengo colocados encima un par de cestos con los botes grandes que no entran en los cajones, el secador, las planchas... una imagen nada glamurosa, así que ayer la arrastré hasta el dormitorio e hice estos dos montajes para ver las diferentes posibilidades que tiene...


  ...Como cómoda para un dormitorio...


  ...O para una habitación de bebé.

                ¿Qué os parece?

                                                                      M..

lunes, 1 de junio de 2015

SWEET LAB: TARTA FROZEN


  Y volvemos a las princesas; me temo que este va a ser un tema bastante recurrente, debido principalmente a mi primi-princesa, protagonista del post de hoy, ya que esta tarta la hice para su cuarto cumpleaños. No me explico cómo, debió ser un momento de lucidez, hice un paso a paso fotográfico; generalmente es cuando ya he terminado cuando me acuerdo de la cámara.

  La historia empezó así...
  Cuando le pregunté a la Princesa de qué quería la tarta, ella lo tuvo claro: FROZEN (qué sorpresa,  pensé yo, solo ha visto la peli unas 100 veces...)
Pensando en cómo la haría, empecé a bocetar y finalmente esta fue la elegida.

 

  Siguiente paso, buscar y comprar el material: moldes, rodillo, cortadores... Mantequilla, harina, fondant, perlas... Con todo a mano y el bizcocho preparado el día anterior, empieza la decoración.


  En esta ocasión usé el Vanilla Icing de Betty Crocker tanto para rellenar como cubrir el bizcocho; sí, ya sé que en el boceto pone mermelada de fresa, pero algo comenté de que me encanta llevarme la contraria, ¿no? Como el bizcocho que hago para las tartas con fondant es bastante denso, e incluso un poco seco, este tipo de rellenos les van de lujo; el Icing de Chocolate está de muerte también, y eso que no soy golosa.
  A continuación, trabajo de fondant: amasar, alisar y colocar. Reconozco que al principio el Sr Fondant y yo nos llevábamos regular, pero en la actualidad nuestra relación ha mejorado mucho; aunque de vez en cuando me la sigue jugando...
  A la tarta pequeña, la que iba arriba, le puse otra capa de fondant encima, esta vez blanca, a la que luego hice unos picos con la ayuda del cúter, para que representara así la montaña de Elsa. El piso inferior sin embargo, como es el camino que Anna emprende en busca de su hermana, necesitaba nieve, así que 'encole' (agua, pero sin pasarse) la superficie y luego esparcí coco rayado encima.
  Introduje a continuación unos palillos en el lugar donde iba a colocar el piso superior para que soportase mejor el peso; antes de meter los palillos, es importante medirlos, porque si sobresalen como que no tiene gracia...


  Y ahora toca poner bonita la tarta.
  Lo primero: tapar las uniones. Lo que hice fue pequeñas bolitas que luego aplastaba un poco al colocarlas para que pareciesen rocas; ¿dan el pego, eh?
  Luego, el cortador de copos de nieve. Eran bastante grandes, así que no los junté mucho en la parte inferior; creo que al final fueron unos siete. El de la parte superior lo hice sobre la marcha, porque me gustó el contraste que hacía. 
  El siguiente paso fueron los árboles: básicamente son unas bolas de fondant a las que les di forma de cono, les puse un palillo, les pegué el coco rayado y a la tarta. Esto es como con la plastilina del cole.
  Cortar y colocar el nombre, pegar las perlitas... las puse únicamente por la Princesa, porque lo que es la tarta no come mucho, pero estas bolitas de azúcar ¡la vuelven loca!
  Y por último pero no por ello menos importante, poner los muñecos. Y este fue el momento donde tuve problemas, porque Elsa se quedó toda formal en lo alto de la tarta, pero Olaf, pero sobre todo Anna, se caían una y otra vez. Intenté introducirlos un poco dentro de la tarta, pero no había manera, y como no quería hacer un boquete, al final opté por un trozo de fondant al que di un poco de forma, los clavé en él, y con pegote a la tarta. ¡Hala! ¿Quién dice que lo tenía pensado de antes?
  Un poco de purpurina blanca por encima, et voilà, Tarta Frozen realizada.


  Después llegó en momento de la entrega: la niña estaba ansiosa por ver cómo era su tarta... lo que no se esperaba es que yo fuera a aparecer disfrazada de Anna. Fue muy gracioso, porque miraba la tarta, y me miraba a mi, y volvía a mirar la tarta y luego decía 'es Anna...'.
  Me encanta hacer tartas de este tipo para los niños, porque estos momentos no tienen precio...
                                         
                                                                            M..